15/10/19

Segundas vacaciones

Este año he podido disfrutar de unas segundas vacaciones en León y en Cáceres que han dado bastante de sí. 
A continuación os pongo algunas fotos de muestra:
Empezando por la simpar elegancia de los Rubio.
 La selva floreada de la huerta de mis papis.
 Ir a la fiesta de mi pueblo es comer callos con la familia.
Y un poco de fruta de la huerta para desengrasar.
 Con la vara de mando.
 Cogiendo un castañón con mi hermano.
 Rememorando una escena del Señor de los Anillos.
 Y otro castañón, pero sin resaca posterior.
 La agotadora subida a lo más alto de las MÉDULAS, con la recompensa del espectacular paisaje.
 Más MÉDULAS y el final de la excursión, que como los romanos no dejaron nada de oro, me tuve que conformar con un botillo con garbanzos, para recuperar fuerzas.
También llevé mi último tebeo a las tiendas de León.
 En Cáceres también comimos muy bien, todos los días, pero hicimos muchas excursiones a diversos lugares, para (inutilmente), intentar rebajarlo. Este primero es el tercer depósito, que estaba lejos de narices y por un camino poco recomendable para pies sensibles.
 El Dolmen de Peraleda estaba totalmente al descubierto al estar el pantano tan bajo.
Desgraciadamente no pudimos ir hasta allí a verlo, porque está en una finca particular y tienen cerrado el paso.
Espero que en algún momento el gobierno extremeño tome cartas en el asunto y se pueda ir a una distancia como la de esta foto que he buscado por internet para que podáis apreciar el Stonehenge español. 
 Lo que si pudimos ir a ver, gracias a lo bajo que está el pantano, es el pueblo de Talaverilla que fué sepultado por las aguas. 
Impresiona pasearse por los restos de sus calles, con las casas totalmente desechas. 
 Más excursiones por los paisajes de Mesas de Ibor:
Aquí enfrentándome a un dinosaurio, con las manos desnudas.
Una maravilla de esa zona, son los canchos: Gigantescas piedras, colocadas, muchas veces, de formas increíbles y caprichosas, pareciendo desafiar el orden natural de las cosas.
 El paisaje espectacular desde el puente del Ibor.
 La placidez del Tajo
 Estos restos romanos fueron rescatados de Talaverilla para que no fueran sepultados por las aguas.
 El "pequeñín" se llama Dexter y a pesar del tamaño y el nombre es un perro muy cariñoso, aunque cuando viene hacia ti, acojona más que los lobos huargos de Juego de Tronos.
 En la foto, en la zona interior del pantano, se ven al fondo las paredes del mismo. Esto puede dar una idea de lo bajo que está puesto que se supone que el agua puede llegar hasta arriba. 
Gracias a esto, mi suegra también pudo visitar la antigua casa donde pasó su juventtud.
Naturaleza muerta que aún impresiona por su tamaño.
Un clásico es el viaje al monasterio de Guadalupe.
Con el primo Pedro, con el que hemos pasado muchos ratos estas vacaciones.

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